miércoles, 30 de noviembre de 2011

Entro a las instalaciones frías del Estadio, el frío se nota, pero no me importa, se ven, oyen y hacen bromas de buen royo entre compañeros y el entrenador, pero éste no se deja llevar, y mientras nos ponemos nuestra equipación de manga corta, las calcetas, las espinilleras y las botas, nos da una pequeña charla táctica y motivadora, salgo titular, primera oportunidad que me brinda el entrenador después de una semana llena de exámenes y dando un 200% en cada entrenamiento, pero hay un problema... los nervios, siempre presentes, piernas me tiemblan como tiembla un árbol en pleno temporal de levante, corazón acelerado provocando cansancio instantáneo y mal rendimiento de juego.
Después de todo, me siento a pensar en el vestuario... ''Esta la aprovecharé'', salimos al campo y calentamos, hay bastante gente, como unas 100 personas más o menos, en la grada de en medio están mis amigos, gritándome recuerdos graciosos que nunca olvidaré, me saca una sonrisa, y me exige dar lo mejor de mí, llega la hora, vuelvo para el vestuario, me quito la sudadera de entrenamiento, se puede observar el dorsal 8.. qué número, supuestamente el de la suerte, ambos equipos salimos al campo, cada conjunto mirándonos con mirada desafiante, pero no me asustaba.
Sacábamos nosotros, y... empieza el partido, la cosa va bastante bien, he realizado una serie de jugadas sastisfactorias, pero aún falta algo.. desequilibrar el marcador... aún 0-0 y es la segunda parte, aunque empiezan a tener dominio el otro conjunto, cuando en un corner del contrario la despeja de puños mi portero, la controlo y salgo disparado como un rayo, más supersónico que nunca, regateo a los 2 defensas y ya sólo me queda el portero, me decido por un tiro con efecto ajustado al palo derecho y... BINGO... No me lo puedo creer, un grito ensordecedor me llena el corazón, dedico el gol a la grada, se me echan encima, pero de repente... es ella... ella ha estado ahí desde el principio del partido mirándote, escuchándote cuando pegabas una voz con alguna que otra palabrota por algo que haya salido mal, no sé como reaccionar, decide cambiarme ya que se me encoje un músculo, partido perfecto, los del banquillo me dan palmadas en la espalda felicitándome y dándome ánimos por el partido, y es entonces cuando dices.. BIENVENID@ A LA MAGIA DEL FÚTBOL.

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